lunes, 20 de febrero de 2017

Tanto va el cántaro a la fuente...

Tanto va el cántaro a la fuente...

Jubilados y pensionados nacionales vs gobierno/s

     Dice un refrán: "Tanto va el cántaro a la fuente que al final, aquél se rompe". Quizás pueda parecer un tanto nimio este inicio, pero lo que intenta reflejar es lo que puede suceder en pocos meses más si el Gobierno actual persiste en despreciar y vapulear con sus arrebatos desprolijos e infundados al sector más desprotegido y vulnerable de la sociedad: el de los jubilados y pensionados nacionales.

     Durante décadas los de la tercera edad fueron engañados, vilmente engañados, por una eficaz propaganda política instrumentada desde las entrañas maléficas de los gobiernos nacionales que no dudaron en utilizarlo para captar simpatía y votos. En los últimos años, por cadena nacional, sus seguidores -una reunión de imberbes y alcahuetes mantenidos a costa de las arcas del Estado-, festejaban alegremente cada participación de la titular de la Casa Rosada quien, gesticulando de manera cínica y hasta grotesca, hablaba maravillas de sus acciones en favor del sector social que involucraba a los más desprotegidos. Algo de eso hubo y bienvenido que así fuera. Aunque algo se escondió.

     Lo que quedó en el tintero, quizás a propósito -aunque no me trago esa opción-, fue lo que escondieron durante tantos años y les permitió, toda vez que lo desearon, meter manos en la caja de la institución que debía velar por el bienestar general del sector pasivo, para extraños y oscuros destinos, cuando no para beneficio de los por entonces gobernantes y/o funcionarios del Estado.

     Cuando todas las paritarias -en casi diez años- acordaron aumentos para sus dependientes por encima de la inflación real -no la que informaba el INDEC-, a los jubilados se los "recompensaba" con migajas cada seis meses, y de manera como si en cada entrega les regalaran una casa o un coche cero kilómetro.

     ¡Cuánto engaño! ¡Cuánta desfachatez! Y ¡cuánta tolerancia de los perjudicados!

     Los anteriores y el actual, todos los gobiernos desde la restauración del sistema democrático en nuestro país, deben y tienen que asumir la responsabilidad de este despropósito tan bien urdido, sin vergüenza ni tapujos de ningún tipo. Total, pensaron... ningún "abuelo o abuela" iba a tener la osadía de protestar sobre esta ignominia.

     Más que un porcentaje de aumento, lo que necesita el sector de los jubilados y pensionados nacionales es un sinceramiento de su haber mensual. Un haber mensual menguado, insuficiente, que fue perdiendo capacidad y efectividad para cubrir necesidades básicas (vivienda, alimento, salud, etc.), es decir, un mínimo de sustento para que sus integrantes pudiesen transitar sin apremios lo que les queda por vivir, luego de haber aportado al fisco durante tantos años.

     Este Gobierno tiene la oportunidad, antes de que se rompa el cántaro, enmendar semejante injusticia y devolver la dignidad de ciudadanos a los jubilados y pensionados nacionales. A aquellos que ganan la mínima, porque los demás se han encargado de hacer sus gestiones bien aceitadas para que no los alcanzara este desmanejo arbitrario y artero.

     El Gobierno nacional debe regresar a los jubilados y pensionados del sector al que fue remitido en los últimos años. Un sector de nivel paupérrimo de ingresos y sumergido en la actualidad al corazón propio de la indigencia. Debe devolverlos a un nivel acorde a los tiempos que vivimos, que puedan hacer frente a los tarifazos, alza de precios diarios, asistencias sanitarias cortadas, aumento de transporte, alquileres y servicios básicos reajustados a valor dólar, entre otros requerimientos.

     Es inevitable hacer una evaluación comparativa. No puede ser, no debe ser que una persona que haya aportado por 30 ó 40 años a la caja de jubilaciones hoy tenga una retribución de poco más de 5 ó 6 mil pesos. Es una burla. Una gran cachetada a los millones de personas que han dedicado su vida a hacer de esta Argentina un país de trabajo, de desarrollo y en constante crecimiento. (Aunque ahora nos cueste bastante esta tarea).

     No sé si 15, 14 o 12 mil pesos serán suficientes para recuperar el poder adquisitivo de los jubilados y pensionados de nuestro país. No quiero ni pensar en aquellos que deben pagar un alquiler o deben convivir en un centro de salud, pensionado o casa de familia que los alberga. Definitivamente, en estos casos, estas personas no ven nada de lo que cobran mensualmente. Es más, deben recurrir al auxilio de sus hijos y/o demás familiares. Tampoco les alcanza para cubrir esa demanda vital de la que hablamos para continuar viviendo en este mundo. ¿Será que el sector necesita una "paritaria de limosnas"? (1)

     Como ejemplo reciente revisemos el escenario: El Gobierno anterior aplicó reajustes a los haberes de los jubilados según los guarismos que proporcionaba el INDEC, una institución manipulada por aquél. En el mejor de los casos se podría haber acercado bastante a la realidad. Todo el mundo sabe que eso no sucedió. Pero así y todo, no es lo mismo un 20 por ciento de aumento sobre 500 pesos que sobre 5.000 ¿verdad? Y ahí está todo el secreto. La gran brecha de desigualdad fue creada hace por lo menos 30 años atrás, agudizada por el nefasto gobierno anterior y profundizada por el actual. Cuando por los medios de comunicación se propalaba un aumento "extraordinario" para el sector de menos recursos de Argentina, en realidad, lo que se estaba haciendo era permitir que la brecha entre los activos y pasivos creciera a niveles alarmantes, sepultando a los segundos a la más deplorable y paupérrima pobreza que se tenga memoria.

     Porque, veamos... ¿en algún lugar hay precio diferenciado del pan para un jubilado? ¿de la harina? ¿de la leche? ¿del vino -todo un lujo-? ¿de un par de zapatillas? ¿de un vestido, de un pantalón? No, no lo hay ni lo habrá. Lo que le cuesta a una persona activa le cuesta a un jubilado o pensionado. Entonces... ¿Fueron justos esos reajustes aplicados durante estas décadas? Desde el punto de vista de los números -manipulados- sí. Pero inconmensurablemente injustos y tan alejados de la realidad cuando se debieron transformar en bienes y servicios. Todo fue y es una farsa. Los que vinieron a gobernar el país desde la Patagonia montaron un excelente aparato propagandístico y se hicieron especialistas en el uso de los medios de comunicación desde donde confundieron y engañaron a las personas mayores, entre otros. Hay que reconocer que fueron exitosos en ello.

     El actual gobierno heredó ese macabro manejo. Pero... ¡Oh, sorpresa! Los integrantes del actual gobierno pertenecen a la élite más refinada y opulenta del país que tiene -y lo hace saber sin ponerse colorada- un gran desprecio por los humildes, por el sector de trabajadores, y ni hablar por el sector pasivo, al que considera un "lastre" innecesario del presupuesto nacional.

     Hemos padecido un infierno. Todavía hay focos de incendio y brasas ardiendo. Creo que no es un buen momento para avivar las llamas.

     A fines de 2015 una buena porción de argentinos decidió no regresar al pasado inmediato. Pero tampoco quiere ser hoy el blanco de un grupo de chiquillos irresponsables que, con sus desprolijas acciones, se empeña en tomarlo por conejitos de la India. Falta poco tiempo para las próximas elecciones legislativas. Ojalá el Gobierno Nacional encuentre una salida digna y enmende el daño que se le ha propinado a los jubilados y pensionados nacionales, ...antes que se rompa el cántaro.


(1) Humor de Jericles, diario La Voz, Córdoba, 6/08/16.



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